Ay, madre del amor hermoso pero que cosas dicen estas criaturas. Os ha debido dar la calentura al sol.
Amoavé, amoavé….yo en lo único en que soy maestro es en el noble arte de aprender, o sea, como dicen en el polígano “lo que viene siendo” aprendiz de todo y maestro en nada.
Eso sí, un aprendiz profesional, con oficio, porque para eso llevo muchos años practicando la Aprendizología.
O sea que suponiendo que yo supiera de algo, no es por listo, es por viejuno.
Y como de windsurf soy el que menos sabe de todos los lechones que por aquí pululamos y a este paso voy camino de conservar este dudoso título mucho tiempo, pues dejo hablar a los que saben de esto y yo me limito a dar la matraca con lo que sea con tal de darle vidilla a este garito nuestro. Y no escribo más porque tampoco es cuestión de ser el brasas que si no…menudo soy yo para estas cosas.
Lo que pasa es que como ya llevamos algunos añitos juntos, hemos tenido muchos pinchazos en común, muchos nazarenos compartiendo cofradía, y al final pues te acabas cogiendo cariño y eso. Porque lo que es navegando, como estás a tu bola, no es un deporte en que se haga mucha vida social, la verdad.
Y de ahí, con unos cuantos pinchazos orilleros más, pues pasas a la amistad. Así que al final te das cuenta de que lo que sacas en claro, aparte de los grandes días gloriosos de windsurf, es que de aquí han salido buenos amigos. Y eso se lo debemos a Nesto que fue el que tuvo la genialidad de empujar la bolita de nieve. Y eso si que tiene mérito.
Bueno también tiene un poco de mérito, pero sólo un poco, el moderador que está ahí en su labor de ratón de biblioteca versión 2.0 , aunque con lo parada que está la parroquia curra menos que los Reyes Magos que sólo trabajan un día y encima es mentira.
Bien, y ya que nos hemos chupado adecuadamente las …. digooo, nos hemos dado jabón adecuadamente por la espalda y , además, como sois unos inconscientes por jalearme y habéis despertado a la bestia parda que llevo dentro, amenazo con contar otra historieta. Así, por la filosa. Ahí va.
A que no sabéis ¿cual es el sitio que tiene más cuevas y abrigos prehistóricos con pinturas rupestres del mundo?. Pues sí, efectivamente, Tarifa. Nada menos que sesenta y seis. ¿Qué? ¿Cómo se os queda el cuerpo? A mí me pareció sorprendente cuando me enteré.
Y aquí viene la historia. Es sobre otro personaje peculiar, uno de los tarifeños más queridos por sus vecinos y, por supuesto, hijo adoptivo de la ciudad de Tarifa.
Se llamaba, porque murió hace poco, Lothar Bergmann.
Resulta que este alemán, como ya habréis supuesto que era con la habilidad que os caracteriza, apareció en Tarifa allá por los años ochenta; conoció a una tarifeña, que si paseíto por la playa al atardecer, que si la brisa del mar, que si mira que calita mas solitaria, y zas, que acabó quedándose y casándose con ella, porque la chica estaba como para sacarla en procesión.
Y como era espeleólogo y le gustaba explorar cuevas, y como por los alrededores había bastantes pues empezó a hacer excursiones él sólito, con la dificultad y el peligro que eso conllevaba.
El caso es que se asombró al ver que la zona estaba cuajada de pinturas prehistóricas y además de diferentes épocas, algunas anteriores a las de Altamira. Se sorprendió de que a estas alturas del curso no sólo no estuvieran clasificadas y catalogadas sino que aún estaban sin descubrir la mayoría. Total que de descubrirlas pasó a inventariarlas y documentarlas.
Su intención era que esto se conociera para crear de una demanda social y así conseguir la protección, conservación y el conocimiento para las generaciones venideras de unos yacimientos que formaban la terminación del Arco Mediterraneo de la prehistoria ibérica y al que él incorporó con el término de Arte Sureño proponiendo a la Unesco su inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad.
Posteriormente desarrolló nuevas técnicas de estudio con el escaneado de las imágenes de tal forma que se pudieran estudiar sin agredir las pinturas.
En medio de este trabajo empezó a ver que la difusión del conocimiento de estos restos lo que trajo fue el vandalismo. Empezó a encontrar las zonas de pinturas de más fácil acceso llenas de graffitis. Podemos imaginar la decepción y la rabia que pudo sentir en ese momento.
Pero como Lothar era un guerrero nibelungo no se rindió y se dio cuenta que había que dar el cante para que se le escuchara. Ni corto ni perezoso se encaramó a la cueva de más difícil acceso y allí se encerró en señal de protesta amenazando con no salir de allí hasta que no se tomaran medidas de protección. Lo jodido era que tenía un enfisema pulmonar y tenía que tener al lado el chirimbolo del oxígeno para respirar, con lo cual la cosa no era fácil y se podía poner chunga en caso de un agravamiento.
Y allí estuvo hasta que al tercer día de reclusión aparecieron unos operarios enviados por la Junta para poner una cancela y proteger el yacimiento.
Desde entonces la cosa empezó a fluir de otra manera y los organismos competentes se empezaron a tomar en serio la cuestión. Empezó a colaborar con el equipo de arqueólogos de Baelo Claudia en la catalogación, luego se incorporó la Universidad de Cádiz y la cosa avanzó.
Finalmente en dosmil nueve la enfermedad le derrotó pero no sin antes haber tenido el reconocimiento debido con múltiples premios a su labor. Gracias a su interés y su tenacidad, al final, consiguió su propósito y hoy estas pinturas están reconocidas internacionalmente y forman parte del rico patrimonio histórico de Cádiz.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Ale, ya me he despachado a gusto por hoy.
Aprovechad a navegar que ya está aquí el buen tiempo y ocasión pasada, ocasión perdida y que no vuelve.
Hasta la vista, windsurfistas. Salud y suerte.