Este finde hemos tenido la agradable visita del moderador para moderarnos. La previ era incierta pero ya no me meto más con los meteorólogos que luego Shomon me canea.
Pues eso, que aunque no estaba la cosa muy clara nuestro insigne moderador se pasó a vernos ya que tenía que gestionar asuntos de la farándula por la costa.
El caso es que el viernes había un levante prometedor y nos fuimos a la playa aún a sabiendas de que el enemigo había desembarcado allí con toda su artillería pesada. ¡Que medios, que despliegue!, alucinado me quedé de cómo habían puesto la playa de trastos. Parecía el desembarco de Normandía pero en plan cool. Y todo, todo, alrededor del cartel de zona windsurf. Ese debe ser el cartel más ignorado del mundo.
El caso es que como estaba flojucho monté 5,2 y me fui para el agua. Hacer la travesía del desierto hasta la orilla me costó ir esquivando todo tipo de artilugios , carpas gigantes, coches hincados en la arena mientras me bombardeaban con la megafonía. Una vez superada la gymkana me meto al agua para hacer el beach cuando de repente la Zodiac asesina de la organización se me pone delante y me hace señales con la mano de que me pire. Cagoenlaleche, ya me están jodiendo estos festivaleros. Bah, pensé, me hago el loco y a la que se descuide salgo enchufao para dentro y luego que me busque.
Total que hago como que aclaro la arena de la botavara, miro el reloj, me ajusto el arnés, me echo el flequillo para atrás, solo me falta chuparme el dedo y ponerlo al viento, ya no sabía cómo seguir haciéndome el despistado. Disimulando veo con el rabillo del ojo que el capullo de la Zodiac no se va, que va, el cabrón me está esperando a treinta metros haciendo círculos para cortarme el paso en cuanto salga. Me había calado.
Las miradas que nos cruzamos debieron ser como las de Nelson y Churruca antes de Trafalgar. Nos dijimos de todo sin abrir la boca. Entonces me temí lo peor. Esa playa a tope de gente mirando el “espectáculo”, esa megafonía diciendo: A ver ese que se quite de en medio.
Vi claro que tenía la batalla perdida y reculando poco a poco para mantener en lo posible la dignidad, o lo que quedaba de ella, me fui yendo hacia la boya que habían puesto de marca del campo de regatas. En ese momento le lancé una mirada de rayos al de la zodiac , el me respondió con un pulgar hacia arriba a lo que yo amablemente le contesté igual pero con el dedo corazón en vez del pulgar, y salí zumbando.
Y nada, allí echamos el ratillo a sotavento del festival mientras seguía con su musicón, su humo de la zodiac y un tío loco dando gritos por el micrófono.
Es de justicia reconocer que el gallineo que arrastran estos tipos le da color a la playa pero por lo demás…
Luego por las noche lo habitual los fines de semana, el callejón a reventar, los mojitos muy ricos…en fin que ya está aquí el verano y habrá que acostumbrarse a la multitud.
El desembarco.
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Hasta las pobres tortugas tuvieron que salir huyendo.
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