lukiluk
Totalwind Hero
- Mensajes
- 2.567
- Puntos
- 0
Hola, ayer echaron por la 2 un documental muy interesante. Seguro que muchos lo visteis pero para los que se lo perdieron creo que merece la pena y se puede ver en internet sin problema. Es el documental español más visto en 2012.
En estos tiempos de Bárcenas, Urdangarines y Pepiños , cuando parece que los valores han desaparecido, llama más la atención, si cabe, como hay gente que es capaz de jugarse el bigote porque un amigo está en peligro.
Iñaki Ochoa de Olza era un alpinista navarro que murió en 2008 en el Anapurna cuando intentaba escalarlo en estilo alpino, es decir, sin sherpas que te suben el material, te ponen las cuerdas fijas por donde ascender y te instalan los campos de altura, por supuesto nada de oxígeno artificial. No hablamos de Edurnes, Oyarzábales, Callejas, etc. Iñaki era de los alpinistas más éticos en cuanto a pureza de estilo de cara a enfrentarse a un reto de semejante envergadura. Muy respetado entre la élite del alpinismo serio. Allí se encontraba con su amigo el dentista rumano Horia Calibasanu y el ruso Alexei Bolotov, dos de los hombres más fuertes y experimentados en este asunto. El caso es que atacaron la cumbre desde el último campo a 7400 metros de altitud y emprendieron el recorrido de siete kilómetros de arista, con un abismo a cada lado, por encima de ochomil metros que les separaban de la cima.
Alexei iba primero, Iñaki se encontraba mal y le dijo a Horia que se bajaba al campo 4 a esperarles pero Horia, que estaba muy fuerte, prefirió renunciar a la cima y acompañarle a la tienda. Alexei continuó.
Al llegar a la tienda Iñaki tenía congelaciones en las manos y no coordinaba las frases. Inmediatamente Horia llamó por radio al campo base, donde estaba la novia canadiense de Iñaki, y avisó de lo que pasaba. Desde el campo base llamaron a Katmandú a un amigo de Iñaki, propietario de una agencia de treking, que organizó un helicóptero para intentar acercarse lo más posible a donde estaban pero nunca hasta los 7400 mts. ya que técnicamente era imposible. La noticia se divulgó por internet y varios de los mejores escaladores del mundo que se encontraban en Nepal cogieron sus mochilas y salieron inmediatamente sin ningún tipo de preparación hacia el campo base.
A todo esto Iñaki empezó a dar muestras de edema pulmonar. Alexei volvió a a la tienda desde cima e intentó convencer a Horia de que no podían hacer nada y que deberían bajar. Horia ni se lo planteó, su sitio estaba con Iñaki. Llevaban 72 horas a esa altura y se estaban deteriorando a marchas forzadas. Alexei fundió nieve para que bebieran, dio de comer a Horia y le dijo que bajara él, que mientras se quedaría con Iñaki y luego bajaría.
Mientras Ueli Steck suizo, Denis Urubko kazajo, Sergei Bogomolov ruso, Don Bowie norteamericano, Mihnea Radulescu y Alex Gava atacaban la montaña desde abajo en una carrera desesperada por llevar oxigeno y medicinas al campo 4. Lamentablemente no llegaron a tiempo, Iñaki murió y allí quedó para siempre.
Cuando entrevistaron a Horia y le dijeron que era un héroe dijo que no, él no era un héroe por haberse quedado con su amigo, no hacerlo hubiera sido ser un gilipollas, textual. Para él no había opción, estaba allí y tenía que quedarse. Los héroes, dijo, eran los otros que estaban en hoteles de Katmandú o preparando sus viajes y lo dejaron todo para jugarse el pellejo.
Allí se dieron cita alpinistas de países muy diferentes, de clases sociales distintas pero con un sentido único de la ética y de la solidaridad. Creo que es bueno que se conozcan estas historias.
En estos tiempos de Bárcenas, Urdangarines y Pepiños , cuando parece que los valores han desaparecido, llama más la atención, si cabe, como hay gente que es capaz de jugarse el bigote porque un amigo está en peligro.
Iñaki Ochoa de Olza era un alpinista navarro que murió en 2008 en el Anapurna cuando intentaba escalarlo en estilo alpino, es decir, sin sherpas que te suben el material, te ponen las cuerdas fijas por donde ascender y te instalan los campos de altura, por supuesto nada de oxígeno artificial. No hablamos de Edurnes, Oyarzábales, Callejas, etc. Iñaki era de los alpinistas más éticos en cuanto a pureza de estilo de cara a enfrentarse a un reto de semejante envergadura. Muy respetado entre la élite del alpinismo serio. Allí se encontraba con su amigo el dentista rumano Horia Calibasanu y el ruso Alexei Bolotov, dos de los hombres más fuertes y experimentados en este asunto. El caso es que atacaron la cumbre desde el último campo a 7400 metros de altitud y emprendieron el recorrido de siete kilómetros de arista, con un abismo a cada lado, por encima de ochomil metros que les separaban de la cima.
Alexei iba primero, Iñaki se encontraba mal y le dijo a Horia que se bajaba al campo 4 a esperarles pero Horia, que estaba muy fuerte, prefirió renunciar a la cima y acompañarle a la tienda. Alexei continuó.
Al llegar a la tienda Iñaki tenía congelaciones en las manos y no coordinaba las frases. Inmediatamente Horia llamó por radio al campo base, donde estaba la novia canadiense de Iñaki, y avisó de lo que pasaba. Desde el campo base llamaron a Katmandú a un amigo de Iñaki, propietario de una agencia de treking, que organizó un helicóptero para intentar acercarse lo más posible a donde estaban pero nunca hasta los 7400 mts. ya que técnicamente era imposible. La noticia se divulgó por internet y varios de los mejores escaladores del mundo que se encontraban en Nepal cogieron sus mochilas y salieron inmediatamente sin ningún tipo de preparación hacia el campo base.
A todo esto Iñaki empezó a dar muestras de edema pulmonar. Alexei volvió a a la tienda desde cima e intentó convencer a Horia de que no podían hacer nada y que deberían bajar. Horia ni se lo planteó, su sitio estaba con Iñaki. Llevaban 72 horas a esa altura y se estaban deteriorando a marchas forzadas. Alexei fundió nieve para que bebieran, dio de comer a Horia y le dijo que bajara él, que mientras se quedaría con Iñaki y luego bajaría.
Mientras Ueli Steck suizo, Denis Urubko kazajo, Sergei Bogomolov ruso, Don Bowie norteamericano, Mihnea Radulescu y Alex Gava atacaban la montaña desde abajo en una carrera desesperada por llevar oxigeno y medicinas al campo 4. Lamentablemente no llegaron a tiempo, Iñaki murió y allí quedó para siempre.
Cuando entrevistaron a Horia y le dijeron que era un héroe dijo que no, él no era un héroe por haberse quedado con su amigo, no hacerlo hubiera sido ser un gilipollas, textual. Para él no había opción, estaba allí y tenía que quedarse. Los héroes, dijo, eran los otros que estaban en hoteles de Katmandú o preparando sus viajes y lo dejaron todo para jugarse el pellejo.
Allí se dieron cita alpinistas de países muy diferentes, de clases sociales distintas pero con un sentido único de la ética y de la solidaridad. Creo que es bueno que se conozcan estas historias.