Esto ocurrió este domingo a mediodía en Zahara de los Atunes, frente a la zona de Atlanterra. Aunque no es un buen sitio para el levante porque entra muy racheado por la montaña que está pegada a la playa, como ya amainaba y rolaba a sureste, aproveché para pegarme unos bordos tranquilamente. En esto que, mientras navegaba fijándome en los borreguillos, que ya mermaban, veo al fondo, a unos cien metros o más, la espuma que rompe de una forma rara. Continuo acercándome y, para mi sorpresa , de la zona emergen levemente varios lomos con su imponente aleta dorsal antes de volver a sumergirse y aparecer un poco más adelante. Eran, al menos, cinco o seis. Yo me metía mar adentro y el grupo seguia una trayectoria perpendicular a mi dirección en línea con la costa. Llegue a estar a unos cincuenta metros, impulsado por la curiosidad y por la inconsciencia. En aquel momento no sabia lo que eran (ballenatos, calderones,...-delfines o atunes no, por el color y el tamaño-) y ahora tampoco estoy seguro. En esa parte no navega casi nadie, un amigo mío que está aprendiendo y se mete poco y los de la escuela del Meliá Atlanterra que sólo salen cuando tiene algún cliente del hotel. Al volver a la playa, después de recorrer los setencientos u ochocientos metros que me había alejado, al contarlo, algún enterado me dijo que tenían que ser orcas, que viene a zamparse los atunes de las almadrabas. No lo sé, en aquel momento sólo me acordaba de una película de hace mucho que se titulaba "Orca, la ballena asesina".