Hola, mi armas.
Ya soc aqui, como dijo aquel. Todo se acaba y lo bueno, antes.
Mientras recopilo alguna fotillo y tal para poner una croniquilla, voy a contar un chascarrillo al hilo de que estamos a 19 de marzo, he estado en Cádiz y se celebran los doscientos años de La Pepa.
Con las bombas que tiran los fanfarrones...
Como decía antes, hace ahora doscientos años el ejército francés ocupaba toda España peninsular a excepción de Cádiz, (y curiosamente Tarifa) donde se habían refugiado los intelectuales que darían pie a la tercera constitución del mundo y una de las más avanzadas en ese momento.
Ya sabemos que Napoleón, a la vista de las dificultades que encontró en todas partes en la península, optó por liderar personalmente a la Gran Armeé para acabar con la invasión que ya duraba cuatro años. Pero Cádiz resistía por su situación geográfica.
Las baterías de artillería no paraban de lanzar proyectiles desde la isla del León, hoy San Fernando, hacia las murallas de Cádiz pero con pocos resultados puesto que no lograban llegar a la ciudad salvo en escasas ocasiones.
Ante esto Napoleón mando llamar a su mejor mariscal de campo a que interviniera, el general Soult que ya era muy conocido por las correrías que había protagonizado en el norte. Era muy "querido" por los gallegos que desde entonces tienen costumbre de llamar Soult a los perros.
Pero ni con esas, las marismas y canales que rodean Cádiz hacían imposible avanzar los cañones para reducir distancia y ser operativos.
Entonces fue cuando se le ocurrió fabricar los mayores cañones conocidos hasta la fecha y con mayor alcance, los fanfar.
Estos cañones lograron hacer algunos alcances más que los anteriores pero no lograron su objetivo de rendir la ciudad.
Y ahora viene el chascarrillo.
Resulta que las esquirlas de metralla en forma de espiral de estos cañones eran recogidas por las gaditanas y utilizadas para hacerse rizos en el pelo una vez calentadas.
De aquí viene la coplilla. Los fanfarrones no eran los chulitos de Cádiz , eran los cañones fanfar franceses.
Que arte tiene Cai, mare mía.
Todo esto viene muy bien relatado en la novela policíaca "El asedio" de Pérez Reverte, muy recomendable para leer en estas fechas.