La isla más poblada del planeta - Santa Cruz del Islote

jaume

Administrator
Miembro del equipo
Mensajes
12.272
Puntos
38
La isla 'más poblada del planeta’ es Santa Cruz del Islote, frente al Golfo de Morrosquillo

[imx:400:270]http://eltiempo.terra.com.co/naci/cari/2006-06-25/IMAGEN/IMAGEN-2970137-1.JPG[/img]

El lugar es tan pequeño que para jugar fútbol o sepultar a sus muertos tienen que ir a una isla vecina. Los niños prefieren pescar a ir a clases.

Las 97 casas de cemento que se divisan frente a la proa de la lancha, rodeadas por un mar de color esmeralda, no son el desvarío de un naufrago moribundo.

Aquel promontorio del tamaño de una manzana urbana y con aspecto tugurial es en realidad un caserío de 1.247 personas, con escuela, callejones y negocios. Se llama Santa Cruz del Islote y es considerado en la región como la isla más densamente poblada del planeta.

El lugar forma parte del archipiélago de San Bernardo y tiene más de un habitante por metro cuadrado. Es tan pequeño que no hay iglesia y el cementerio y la cancha de fútbol están ubicados en una isla vecina.

Tampoco tiene billar. Hace más de cinco años existió una mesa pero la vendieron porque ocupaba mucho espacio y porque aumentaron las discrepancias entre los clientes debido a la dificultad para lograr un turno.

Al desembarcar en la plaza de los Perros, luego de navegar una hora desde Tolú, Elena de Hoyos, la dueña de restaurante, nos recibe con la noticia que alborotó el pueblo entero el día anterior.

–Si hubieran venido ayer le habrían tomado fotos al sábalo más grande que han pescado por aquí–dice con rezagos de asombro y cuenta que al animal lo pasearon entre seis pescadores por todo el caserío, antes de venderlo a un intermediario por 250 mil pesos.

Aquí todos viven de la pesca. Los niños, dicen los habitantes, aprenden a nadar antes que a caminar. Mientras los citadinos aprenden a manejar triciclo, los muchachos del Islote navegan con sus padres en cayucos de madera y ayudan a tender los anzuelos.

También aprenden a bucear. Como Guillermo Cardales Castillo, un mulato fibroso, de 34 años, que rema durante dos horas y luego se sumerge hasta 18 metros, con careta y un rifle de arpón, para hacerse a langostas, cangrejos, caracoles y pulpos.

Pero cuando el mar se encrespa por los vientos, los pescadores se quedan adormilados en sus chinchorros, se sientan a jugar dominó o se dedican a chupar ron con tanta alegría que a veces beben hasta diez días sin parar.

La calle del adiós

El ruido más característico en el interior del islote es un zumbido igual al de un enjambre de abejas. Este ocurre cada vez que unos 100 escolares salen a recreo a la única calle del caserío, que tiene unos 15 metros de larga y sirve para todo: misas campales, reuniones comunales, partidos de microfútbol, tertulias y paseos dominicales y despedidas de finados.

En cada sepelio, el llanto de los deudos se esparce por todo el pueblo. Por eso se llama la calle del Adiós. "Cuando el muerto pasa por aquí los familiares saben que no lo volverán a ver", dice Víctor Morelo, el fornido presidente de la junta comunal.

Y explica que el ataúd es asegurado con sogas a una lancha. Los deudos se trepan en otras embarcaciones y parten hacia la vecina isla de Tintipan, donde se encuentra el cementerio.

Pero los mayores usuarios de la calle son los escolares. Y también los más temidos por los transeúntes, que sufren por los balonazos y empujones de los menores.

Estos, además, protagonizan otro fenómeno: ausencia y deserción escolar. A los muchachos les resulta más atractivo irse a pescar para ganarse cinco o diez mil pesos, que asistir a clase. Esto se agrava porque, en opinión de algunos profesores, los padres se conforman conque sus muchachos aprendan las cuatro operaciones y a garrapatear su nombre.

La apatía de los muchachos por las aulas, es notoria. Ariel de Hoyos, quien está en quinto a los 14 años, es un ejemplo: "Si llueve no voy a clases porque me coge el sueño y además uno se moja". El muchacho vive a dos casas de la puerta del colegio.

Los siete profesores sufren en silencio su propio drama. Duermen hacinados en tres hamacas y cuatro catres de lona, semejantes a tenderetes de vendedor ambulante, en un segundo piso con techo de paja y sin paredes. Cuando llueve con viento todo se les moja. Para bañarse acuden a las casas vecinas. Excepto un joven maestro, los demás quieren que los trasladen.

Aquí no hay letrinas, salvo dos comunales, así que todos corren al mar cuando las tripas los apuran.

Beben agua lluvia, la que les trae a veces la Armada en buques cisterna y, sobre todo, la que compran a mil pesos, en bidones de cinco galones, a comerciantes de Tolú.

Sin embargo, vivir en el Islote tiene sus ventajas. No hay problemas de drogadicción, delincuencia, prostitución o grupos armados. Tampoco hay hambre pues disponen de una dieta de peces, langostinos y camarones con plátano, yuca y ñame que traen de tierra firme.

Así vivían hace más de 150 años los primeros habitantes del Islote, y así lo siguen haciendo sus descendientes. Pescan, arreglan sus casas, chupan ron, bailan champeta y le rezan a la Santa Cruz cuando hace mucho verano o escasea la pesca. Así les pasan los años, hasta que un día inesperado desfilan en un ataúd por la calle del Adiós, rumbo al cementerio de Tintipan.

A pescar mar afuera

La Unidad de Parques Naturales del ministerio del Medio Ambiente instalará una sede este año en las islas de San Bernardo. ¿La razón? Si no se toman medidas ese ecosistema colapsará en diez años. Para evitarlo, ese organismo ya organizó a 16 pescadores del Islote en una cooperativa y gestiona una lancha de 29 pies para que sacarlos a pescar por fuera de los arrecifes coralinos. También dictarán talleres para prevenir la destrucción de los recursos –como las langostas pequeñas que sacan los niños-, y para capacitarlos en el manejo del ecoturismo.

JOSÉ NAVIA

Fuente:
http://eltiempo.terra.com.co/naci/cari/2006-06-25/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-2970139.html
 
joder, eso da mas agobio que la foto esa de todos los chinos trabajando juntos en los ordenadores...

y mira que esta chulo el mar....
 
Volver
Arriba